Gandalf Gruñón
El paciente canino que nos enseñó que un viejo gruñón puede sentirse joven y vital, tan solamente con un cambio dental.
Aunque considerado por muchos como algo “estético”, hasta por profesionales, quiero contarles desde la experiencia, para que lo juzguen desde la lógica.
Gandalf es un viejo amigo schnauzer, de muchos años, geriátrico; ya entenderán, algo gruñón, un poco amargado. Pertenece a una manada conformada por 2 amigos caninos adolescentes, que quieren jugar todo el tiempo, gandalf por el contrario no jugaba, ni se integraba, queriendo estar aislado todo el tiempo.
Su propietario estaba molesto con su aliento, nos contactó pidiendo que le ayudáramos; tan pronto se prestó el servicio se evidencio Problemas de higiene y perdida dental, planteándose como solución una profilaxis y una prótesis dental, los procedimientos se realizaron pero el día en que se ubicó su prótesis, unas horas después su comportamiento empezó a tornarse diferente. Preocupado por hallar pequeñas muestras de sangre en un juguete su propietario nos contactó. Inquietos por lo sucedido se asistió nuevamente, encontrando a Gandalf frente a nosotros, llevaba consigo aquel juguete y no lo entrego, la intriga era el por qué hacía eso, tomamos a nuestro amigo, lo revisamos, evidenciamos que todo en su boca estaba bien, solo había lastimado un poco su encía con el juguete. Olvidamos todo, el juguete nuevamente en el piso, Gandalf lo tomo moviendo su cola y se sento en un rincón a morderlo tantas veces como tratando de dañarlo, ahí entendimos que estaría jugando, interactuamos un poco con él, encontrándolo como un joven queriendo jugar todo el tiempo; tanto así que despertó la envidia en sus amigos quienes quisieron unirse al juego, pero por temor no lo hacían, fue el quien finalmente los busco e íntegro. Allí entendimos que aquel viejo sentía seguridad con la prótesis y que hasta su autoestima se habría elevado al sentirse o verse joven.
A partir de ahí su comportamiento cambio por completo, empezando a hacer cosas que no hacia como nadar (anteriormente sus amigos lo hacían y el esperaba fuera), jugar (también en cama de su amo), interactuar con otros, y hasta lucir sus dientes a otros perros como con ganas de pelear.
Como experiencia Gandalf nos enseñó algo más que la funcionalidad dental y masticatoria, nos mostró un lado sensible que podríamos relacionar con autoestima y seguridad, como si se sintieran avergonzados de sonreír sin dientes. Si es por “estética”, hasta ella cumple una función.