A diferencia de otras especies animales en los equinos se cumple un proceso mal llamado “crecimiento o alargamiento dental” en el que realmente ocurre una erupción continua de los dientes, esto quiere decir que anualmente emergen de sus maxilares 0.6 milímetros por año, efecto que dura toda su vida, y es controlado mediante el desgaste abrasivo que se da en la cosecha o recolección de sus alimentos en su habitad natural.

Sin embargo el hombre se ha encargado de alterar el entorno de esta especie, manteniéndolos salvaguardados en establos, aportándoles el alimento que estos requieren, y sin pensar los ha llevado a inutilizar su dentadura, ocasionando desconocidamente alteraciones orales, que desencadenan en lesiones, afectando el metabolismo (nutricional, reproductivo y productivo), el manejo y el desempeño; totalmente ligadas y de vital importancia.

¿Cuáles son los efectos?  Alteración en la oclusión (mordida), fatiga muscular y articular, deficiente proceso masticatorio, disminuye la digestibilidad de los alimentos, baja la condición corporal, reduciendo el desempeño productivo (pereza/baja energía) y reproductivo (calidad espermática, embrionaria); sin excluir laceraciones, traumas, y presencia de dolor.

¿Qué tipo de problemas orales se presentan en los caballos?   Son diversas e individuales las patologías, algunas desconocidas; sin embargo las más frecuentes son los traumas, fracturas y lesiones apicales (de la raíz) ya sean por golpes o por la alimentación; desajuste oclusal, tumores, caries, abscesos, entre otros